Mariscos Don Gus

Durante el día coloca una especie de casa de campaña para proteger a los comensales

Así luce el puesto al amanecer. Al fondo, el Cerro del 4

Don Gus es mi vecino. A unas calles de la casa tiene su puesto de mariscos, el cual atiende desde temprano. Es curioso como ahora que aún no llegan las lluvias y los parajes son desérticos, Don Gus y su señora venden comida del mar en un remolque decorado para tal fin. Pescado, camarones y demás comestibles son vendidos en tan árida zona al ritmo de Rigo Tovar y su "sirenito". Llega la tarde y Don Gus se encarga de cerrar su puesto, se dirige a su casa y, en ocasiones, sale al área común del fraccionamiento, se acomoda y toma asiento disfrutando una cerveza en su mesa de jardín, mira como cae la noche y se va a descansar, esperando mañana pescar algún cliente en el terregal que rodea su puesto de mariscos.

¡Hasta mañana Don Gus!